En fotografía y evidentemente las diferentes artes bidimensionales conocidas existe un elemento que a menudo pasamos por alto: el formato de encuadre. A veces, incluso, elegimos inconscientemente uno u otro sin saber realmente por qué: ¿funciona? Claro que sí. ¿Sabes por qué? No, ¡simplemente funciona!
Profundizar en la lógica que nos hace decantarnos por un tipo de formato u otro nos ayudará a sentar las bases del diseño fotográfico, las bases sobre qué seleccionar dentro del amplio marco de una escena y cómo organizar los elementos dentro del cuadro para formar un diálogo lógico, es el arte de hablar mediante imágenes. ¿Me acompañas?
¿Qué es el formato?
Sin rodeos: el formato es la proporción entre la altura y la anchura de una obra. Resulta de vital importancia conocer el simple hecho de que delimitar nuestras imágenes dentro de una forma geométrica como el rectángulo o el cuadrado está condicionando desde el primer instante la lectura de nuestras fotografías: van a crear dirección, estabilidad, incomodidad, espacio o agobio antes incluso de escanear los detalles de la obra.
¿Sabías que incluso un lienzo en blanco posee lectura? Considero que éste es el punto clave para entender cuán importante es la elección entre los diferentes formatos disponibles: si un lienzo en blanco activa el ojo en busca de elementos en los que fijarse y lo hace de una forma u otra dependiendo de las proporciones, ¿qué os parece si utilizamos esa propiedad de los formatos para potenciar nuestras fotografías?
Cuando observamos un lienzo en blanco el ojo humano se mueve en función de las proporciones y orientación del mismo.
La visión humana tiene mucho que ver
Antes de continuar repasando los diferentes tipos de formatos y sus implicaciones, creo de obligado análisis la forma natural que tenemos de percibir el mundo que nos rodea: supone un punto de partida a la hora de comprender cómo se mueve el ojo a través de una imagen.
La visión humana es:
- Binocular (mediante dos ojos)
- Horizontal
- En color
- Poco definida en la periferia
- Centrada en un solo punto de enfoque
La forma de enfocar que tenemos fija un solo punto nítido mientras el resto del campo visual permanece “desenfocado”, y lo pongo entre comillas debido a que no se trata de un desenfoque al uso: los bordes de los objetos de nuestra visión periférica siguen estando presentes, no los perdemos.
¿Qué implica todo esto? Considerar al ojo humano como un perfecto escáner en continuo movimiento y en continua búsqueda de detalles en los que fijarse.
¿Y cómo lo hace? En primer lugar se deja llevar por el formato, se crea un movimiento innato. En el segundo, se deja llevar por la forma en que distribuimos los elementos dentro de él.
¿Qué tipos de formato existen?
La primera imposición que nos encontraremos a la hora de elegir formato será el propio sensor (fotografía digital) o película (fotografía analógica) que estemos empleando, y determinarán el formato original de nuestra obra.
Algunos de los formatos comunes en fotografía:
- 16:9 Panorámico: A pesar de ubicar el caballo en el centro, aporta ambiente a ambos lados y obliga a fijarse en el campo neblinoso creando una dirección de lectura horizontal, de un lado a otro volviendo en todo momento al centro.
- 4:3: Descentramos nuestro objeto aportando ambiente a la derecha. Crea un movimiento desde el protagonista al espacio negativo para volver a centrarnos en el equino.
- 1:1 :Formato 100% estable, lo que se refuerza al colocar el caballo al centro. Es difícil escapar de tanta estabilidad, lo que le otorga total y absoluto protagonismo percibiendo la niebla mediante visión periférica.
- 2:3 Vertical: La forma de nuestro animal se ajusta muy bien al formato vertical, perdemos ambiente para enfatizar la verticalidad de su anatomía.
¿Horizontal o vertical?
Quizá ésta sea la pregunta más habitual a la hora de elegir formato y aunque la comodidad y la forma natural de “ver” decanten la balanza por fotografiar en horizontal, en numerosas ocasiones nos veremos obligados a disparar en vertical, bien por exigencias de trabajo en el caso de profesionales (libros, revistas…), o directamente porque nos encontremos ante objetos que se ajusten de forma coherente a dicha orientación del lienzo.
Formato horizontal:
- Comodidad: Razones ergonómicas nos empujan a utilizarlo debido a que la mayoría de fabricantes diseñan cámaras para la toma de imágenes horizontales.
- Es natural: Nuestra forma de ver se ajusta en mejor medida a éstas proporciones.
- Adaptación al horizonte: Ya hablamos del hecho en el que considerábamos que los bordes del lienzo influyen en la propia imagen, el horizonte acompaña una lectura horizontal.
- Organización horizontal de los elementos: Las propias restricciones de altura nos obligan a organizar los elementos disponibles en secuencias de izquierda a derecha o viceversa, reforzando nuestra percepción natural.
El horizonte se adapta bien a orientaciones horizontales.
Formato vertical:
- La visión natural horizontal se resiste a una lectura de abajo arriba o viceversa.
- Gravedad: Influye en una orientación del lienzo vertical, tendemos a considerar la zona inferior como una “base” y nos empuja a menudo a ubicar los elementos más pesados en la mitad inferior.
- Existen objetos que debido a sus proporciones se ajustan adecuadamente a éste formato: Figura humana, edificios o árboles.
- Exigencias profesionales: Publicaciones en libros o revistas pueden obligarnos a formular encuadres verticales.
El formato vertical nos obliga a ubicar el peso de la imagen en la mitad inferior. Del mismo modo, se crea un movimiento de exploración de abajo a arriba para volver de nuevo al árbol.
El formato cuadrado
Las imágenes con proporciones cuadradas son especiales por la fuerte estabilidad intrínseca que ofrecen sus lados. Ya fue objeto de un artículo específico en dzoom, "Piensa en cuadrado: Otra forma de ejercitar el ojo fotográfico" , pero intentaremos resumir sus características:
- Equilibrio: el cuadrado es estable en sí mismo, el punto fuerte se desplaza al centro. Si haciendo uso de formatos rectangulares se aconseja huir del centrado, aquí las composiciones centradas resultan coherentes y el buscar simetrías puede funcionar muy bien.
- Formas geométricas: Ayudan a potenciar la composición gracias a la simplicidad gráfica que ofrecen. Diagonales, triángulos o círculos crean atractivos espacios y conducen la lectura de la imagen.
- El círculo: Dentro de las formas geométricas el círculo resulta de especial interés por la forma en que nos guía a través de las imágenes. La manera en que el espectador “escanea” la fotografía es diferente, en lugar de conducir la mirada de izquierda a derecha o de arriba hacia abajo, realiza un movimiento circular que enriquece su lectura, se aleja de lo habitual.
- Espacio: Los formatos rectangulares nos ofrecen más espacio y esto en numerosas ocasiones se vuelve en nuestra contra. En formatos cuadrados tendremos la posibilidad de eliminar ciertas áreas, llenando el cuadro y concentrando la información.
Composición con lectura circular.
El formato panorámico
Si al formato cuadrado lo tachábamos de “especial” por su perfecta estabilidad, el formato estrictamente panorámico entra de la misma forma directo al grupo de imágenes con características especiales. En el artículo que nos ocupa no profundizaremos en los diferentes procesos para obtener fotografías panorámicas (software, recorte, sensores específicos…) pero sí en las implicaciones de unas proporciones tan desiguales.
Formatos que exceden las proporciones 2:1 resultan muy agradecidos para paisaje: el recorrido cíclico de la vista de izquierda a derecha estimula el interés por la imagen.
¿Qué ha cambiado respecto al resto de formatos horizontales? La respuesta es obvia: su longitud. Si hemos asimilado cierta base acerca de la interactuación de los formatos y la lectura de las imágenes ya deberíamos de intuir cuales son las implicaciones que surgen en dichas proporciones y, de nuevo, la respuesta se centra en la visión humana. Cuando observamos una imagen, generalmente realizamos una rápida visualización de la escena para volver a centrarnos en los detalles. Bien, lo que nos ofrece el formato panorámico es un recorrido mayor, lo que se traduce en un incremento de tiempo explorando la imagen y por tanto del interés por nuestra obra.
- Es necesario prever el resultado final en el momento de la toma.
- Posee las características de los formatos horizontales.
- Incrementa el recorrido visual y el interés por la exploración de sus detalles.
En ésta ocasión, el formato enfatiza la sensación de movimiento.
Este artículo se compone de aproximadamente mil quinientas palabras para expresar un único concepto: ¡El formato condiciona la lectura de nuestras imágenes! Y no me gustaría despedirme sin recomendar un grandísimo libro, “El ojo del fotógrafo: Composición y diseño para crear mejores fotografías digitales” de Michael Freeman, en el cual me he apoyado para construir éste artículo.